jueves, 6 de agosto de 2009

AS SEEN ON TV


La próxima vez no estarás en Rímini cuando te vea, despreocupadamente

al sol, tumbada en una reposera de lona azul
y blanca, tanteando con la mano derecha sin hallar el mojito, el brazo
untado de protector solar de tu pequeña Lila, el bolso
con los sucesivos retratos de Marilyn, a
contraluz, cegada por el mediodía adriático y los reflectores de TVNeox
-emisión en directo del mundial de Frisbee

tra il cui publico
vediamo alcune delle donne più belle
dell'Italia

doblada
al castellano desde los estudios de Miami

y que cuenta entre su público con algunas
de las más bellas
mujeres latinas

y subtitulada en vivo
en la pantalla de mi incredulidad:

"..."



La próxima yo tampoco estoy
en Madrid, tumbado en un cuarto de hotel
a punto de dormirme -hipnotizado por la proyección de los ciruelos
en el techo, y el motor del frigobar

cuyo corazón luminoso
pulsaba bajo la forma de una botella de 200 cl. de
jugo de durazno y me hacía pensar
en una miniatura sufi
con su museo individual de gas helado, algo
que habría de sobrevivir a las guerras nucleares- cambiando los canales,

en los que se mezclaban un estudio anatómico sobre las
mangostas, los testimonios
de quienes conocieron al mecánico abducido en Atlanta, la concentración previa
del equipo Esloveno de Frisbee a punto de lanzar:

contra el espectáculo del mar en Rímini

contra el espectáculo de tu mano derecha buscando a ciegas en la playa de Rímini.

Con una tipografía de catástrofe
comienzan a imprimirse los créditos de mi incredulidad:

"¡!"



La próxima no es Rímini, sino el Slottsparken
de Oslo, buscando la salida, montada
en una elegantísima bike negra y amarilla, con la comicidad
estática del vestido estampado

-campesinas y caballitos y flores
hechos de líneas rectas-

a punto de perder el control
y caer en un pequeño arroyo detrás del Olvpavillion: son
unos pocos frames, es un detalle
casi imperceptible para la transmisión del Nuevo Gabinete Polar
de Seguridad -un primer plano
hecho de corbatas y gafas y bigotes de morsas
donde destaca el brevísimo efecto
de perspectiva

que te hace perderte -bicicleta ya francamente
despistada- en la oreja derecha del Ministro. Sin embargo
no hay risas, ni estoy
en un cuarto de hotel con el tesoro Sufi, la próxima
puede ser que te vea en Nort/icias TV, justo después
del café, de la propagación del efecto
café en el sistema nervioso central, más lejos, hacia las periferias
del sentido; más rápido
hacia la vibración emitida en el aire por el temblor de las huellas dactilares
ya mismo, e incluso antes
del primer balbuceo de la incredulidad

"¿?"





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